Una treintena de miembros del colectivo italiano de gays y lesbianas Arcigay – el más importante del país – se han concentrado ante el consulado británico en Florencia para denunciar los episodios de acoso y violencia, callejera e institucional, contra los homosexuales en Italia. Los activistas han pedido asilo político en Reino Unido, un país que, "al contrario que Italia", según han subrayado, "da muestras de ser civilizado al reconocer sus derechos a los gays y conceder estatus de refugiados a los homosexuales perseguidos".
La comunidad gay está indignada porque el martes pasado el Parlamento italiano desestimó incluir como agravante en las agresiones el odio contra los homosexuales y transexuales. El colectivo de gays y lesbianas critica la justificación de la derecha para tumbar la ley contra la homofobia: "Señalan que ya existen como agravantes el incesto, la zoofilia, la pedofilia y el sadismo, comparando así la homosexualidad con estos comportamientos".
En Italia, ha recordado Matteo Pegoraro, líder de Arcigay en Florencia, "no hay tutela jurídica para que los homosexuales puedan llevar a cabo uniones familiares; tampoco existe una ley de parejas de hecho que permita uniones civiles, y los matrimonios válidos en otros países aquí son papel mojado".
Los manifestantes, entre los que había una veterana transexual que reclamaba que su ficha policial como travesti sea destruida por las autoridades, han denunciado que los homosexuales en Italia son tratados como ciudadanos de segunda clase, han acusado a los políticos de seguir las directrices del Vaticano para la estigmatización de los gays y han calificado de "caza de brujas" la "persecución a los inmigrantes y homosexuales avalada, sino promovida, desde las instituciones italianas".
Durante el último año, las agresiones contra homosexuales han sido muy frecuentes en Italia. Este mismo jueves se produjo una en Roma, donde una transexual ha sido agredida de forma violenta en el barrio EUR. Tras los hechos, la víctima fue ingresada e intervenida de urgencia. En Nápoles, tres jóvenes con la cabeza rapada amenazaron y pegaron a un profesor gay llamándole "ser putrefacto".
Desde el periódico de la familia Berlusconi, Il Giornale, el parlamentario del Pueblo de la Libertad Renato Farina escribió el lunes un artículo para justificar el voto de su partido contra la ley sobre la homofobia en el que decía lo siguiente: "Para mí matar a una persona es el delito peor que existe, grita vendetta contra Dios. Y no debería haber graduaciones. Pero a la luz del sentido común, en cuanto al daño social, ¿estamos seguros de que sea más grave matar a un homosexual que a un padre de familia?".
La Alta Comisaria de Derechos Humanos de la ONU, Navy Pillay, calificó el miércoles como un "paso atrás" para los derechos de los gays la decisión del Parlamento italiano. Y Amnistía Internacional expresó una condena de parecido tenor.
En el Partido Democrático, que había sido el autor de la propuesta de ley, la polémica se cierne sobre su diputada ultracatólica Paola Binetti, que votó con la mayoría de la derecha contra la ley. El secretario general del PD, Dario Franceschini, ha pedido su expulsión del partido. Pero Binetti dice que no se va. En una entrevista al Corriere della Sera, declara: "Ya sabían lo que soy cuando entré en el partido. Me han tomado incluso el pelo por haber contado que uso cilicio. ¿Acaso pensaban que yo era una Zapatera? No creo".